Le volvió la felicidad al alma el día que escuchó nuevamente su voz. Volvería a buscarla en sus sueños.
martes, 28 de octubre de 2014
lunes, 27 de octubre de 2014
sábado, 25 de octubre de 2014
El último amanecer
La noche previa al día en que
dejó entrar a la muerte en su vida, escribió la dolorosa carta que le fue
encontrada en su mano izquierda.
Esa noche de abril se sentó a
escribir atropelladamente miles de palabras que iban construyendo líneas,
convertidas en frases cada una más dolorosa que la anterior; al fin y al cabo,
era una carta a un hijo ausente.
"Fuiste pensado, soñado y
anhelado. Hoy estás lejos de mí y sabes que me duele, porque quiero tenerte
aquí, abrazarte, besarte y decirte cuánto te amo… En este momento estás tan
lejos que me duele el alma y me tiene destrozado el corazón, pero quiero que
sepas que fuiste el producto de un amor dado y de un deseo enorme porque
existieras… porque fuiste proyectado para este momento de mi vida”.
Palabra a palabra iba dejando el
alma, desparramaba sentimientos, el corazón se rompía y en la cabeza se
atropellaban las frases que iban construyendo una carta a quien apenas estaba
en sus primeros meses de gestación, pero que ya era ausente. Se le nublaba la
vista con lágrimas.
“Le pido a Dios con fe, la misma
que hoy tengo refundida por el dolor y la angustia de una oración hasta ahora
no respondida, que me permita tenerte ya, ahora mismo, porque no hallo el
momento en que abrazarte y mimarte sean mi razón de ser”.
Respiraba profundo y expulsaba el
aire por su boca con rapidez. Era una técnica que aprendió para los momentos de
crisis, 30 segundos eran suficientes para recuperarse y volver a la palabra
escrita.
“No desmayaré hasta tener la
posibilidad de tenerte a mi lado… Nadie, salvo el Creador del mundo te
arrancará de mi existencia, porque hoy te valoro a pesar de la ausencia… No sé cuánto tiempo Dios me tenga en este
mundo, pero espero que cada minuto a tu lado sea disfrutado como si fuera el
último… para que al final del camino te sientas orgulloso de un padre que te
amó desde el momento que supo que existías”.
Después de un “Te
amo. Te extraño. Te espero. Tu padre”, le puso punto final a la carta.
Aquella última noche se dedicó a leerla una y otra vez, repasaba frase a frase.
Cerraba los ojos de vez en cuando y volvía al ejercicio de respiración para
sobreponerse.
Cada minuto era más difícil, se
preguntó si acaso ser feliz es estar lejos de quien se ama, de quien se soñó y
se planeó como extensión de su vida.
Noches enteras luchó contra el demonio de la sinrazón, aquel que le
había arrebatado la prolongación de su existencia.
Esa noche la ausencia recorrió su
cuerpo como cuando la muerte camina hacia su próxima víctima. Los eternos días
de ese abril agudizaron la agonía por la ausencia.
Días antes había tenido un
acercamiento con la muerte. Caminó tantas veces por aquella cornisa, que le era
familiar el vacío al que quería saltar. Sin embargo, aplazó la decisión.
Al amanecer, escuchó los pasos
cerca, el corazón se aceleró, una sonrisa se dibujo en su rostro, esperaba con
ansiedad la muerte, así que le abrió la puerta y se entregó voluntariamente a
los brazos de quien quita la vida.
Murió sin haber superado la
ausencia, pero había hecho lo imposible por disfrutar su presencia.
El sol entraba por la ventana de
su habitación mientras el hedor se acumulaba después de cinco lunas en que
apareció la muerte para mitigar su dolor.
viernes, 24 de octubre de 2014
miércoles, 22 de octubre de 2014
Ansiedad
Escuchó los pasos cerca, el corazón se aceleró, una sonrisa se dibujó en su rostro, esperaba con ansiedad la muerte.
lunes, 20 de octubre de 2014
A la distancia
Al llegar la noche, cerró puertas y ventanas. La mujer de hermosa sonrisa sentiría, a la distancia, el amor entregado.
viernes, 17 de octubre de 2014
Sentir
Ante lo posible, sentir le aceleró el corazón. Ante lo imposible, dejar de sentir lo tranquilizó. Lo había intentado.
jueves, 16 de octubre de 2014
Sitios
El corazón no volvió a latir más fuerte ni las mariposas revoletearon en su estómago cuando regresó a los sitios compartidos.
miércoles, 15 de octubre de 2014
martes, 14 de octubre de 2014
viernes, 10 de octubre de 2014
Cuestionamiento
Se preguntó si acaso, ser feliz es estar lejos de quien se ama y de quien se soñó y se planeó como extensión de su vida.
jueves, 9 de octubre de 2014
miércoles, 8 de octubre de 2014
martes, 7 de octubre de 2014
lunes, 6 de octubre de 2014
domingo, 5 de octubre de 2014
Cinco lunas después
El sol entraba por la ventana de
su habitación mientras el hedor se acumulaba después de cinco lunas en que
apareció la muerte para mitigar su dolor.
Se había refugiado hacía varios
días en su habitación sin que nadie notara su ausencia. Había decidido entregarse
voluntariamente a los brazos de la muerte para que se llevara consigo el enorme
dolor que padecía desde unos cuantos meses atrás.
Días antes de ejecutar su osadía,
que algunos llamarían cobardía, caminaba por las calles tratando de encontrar
la respuesta a una ausencia que lo atormentaba, una ausencia que, acompañada de
un silencio, se conjugaban como una mala pasada que lo llenaban de sinrazones y
que lo llevaron a guarecerse en su soledad.
Recorrió caminos andados,
visitaba los lugares que alguna vez fueron compartidos y cerraba los ojos en
cada uno de ellos para reencontrarse. Algunas veces sonreía y se dejaba llevar
por el recuerdo. Se sentaba en la misma silla, le pedía al mesero el mismo
plato de comida, simulaba una conversación, se dejaba llevar y hablaba consigo
mismo del sueño que se había convertido en pesadilla.
Había momentos en los que el
recuerdo le atropellaba la cabeza, momentos en los que la conversación consigo
mismo se transformaba en palabras que se clavaban como una estaca en su corazón
y momentos en los que daba rienda suelta a las lágrimas. Repasaba
conversaciones que sostuvo con su pasado y se preguntaba cómo pudo haber creído
que era posible un futuro.
Aunque el corazón no volvió a
latir más fuerte ni las mariposas revoletearon en su estómago cuando regresaba
a los sitios compartidos, estos hacían parte de un pasado doloroso que nunca
superó y los repasaba para tratar de encontrar las respuestas que nunca
encontró.
Ese sueño de futuro convertido en
pesadilla le golpeaba fuertemente la vida. La misma que había entregado en
cuerpo y alma en la búsqueda de un sueño que se hiciera realidad. Es que su
existencia se apagaba cada vez que venían a su mente las promesas jamás
cumplidas, hubiera preferido un segundo adiós a ese silencio y a esa ausencia.
Ya cansado de tantos días
dedicados a recorrer caminos andados, decidió esconderse en las cuatro paredes
de su cuarto. Después de cinco lunas el hedor dio señales inequívocas que su
existencia se había extinguido. El legista encontró en su mano izquierda una
nota con un título inconcluso: “Carta a un hijo….”. Lo que nadie supo es que el
día en que se entregó voluntariamente a la muerte, sonrió con la satisfacción
de la vida cumplida.
jueves, 2 de octubre de 2014
Recuerdos
Encontró en una imagen ajena gestos, miradas y sonidos que le hicieron recordar momentos de pasión y amor entregados.
miércoles, 1 de octubre de 2014
No futuro
Repasó conversaciones que sostuvo con su pasado y se preguntó cómo pudo haber creído que era posible un futuro.
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